Contamíname otra vez

El vientoescoba tiene el don de la oportunidad. Baja desde la sierra cuando más se le echa en falta y limpia el cielo en un santiamén. Al día siguiente, nadie se acuerda ya de esa neblina densa y polvorienta que hacía toser en plena calle. Algo parecido sucedió la semana pasada, cuando las primeras calefacciones comenzaron a vomitar humo. Pese al diagnóstico oficial -«situación de contaminación baja», el hongo contaminante era muy visible desde las carreteras de Barcelona y La Coruña. Luego vinieron los vientos fríos del oeste y la «boina» se evaporó. No tardará en aparecer de nuevo, sobre todo ahora que las calefacciones funcionan a tope. El humo opaco se instalará otra vez en las calles y los madrileños se seguirán preguntando: «¿No hay solución?». De momento, no. La Agencia de Medio Ambiente y el Ayuntamiento han anunciado un goteo de medidas que caerá este invierno (inspección de industrias, subvenciones para la trasformación de calderas, «patrulla verde»...). Pero las necesarias «medidas de choque» siguen a expensas de un rosario de estudios científicos que, a veces por duplicado, realizan los organismos. El primer informe sobre la naturaleza del hongo contaminante reposa en un cajón del Centro de Investigaciones Energéticas, Tecnológicas y Medioambientales (Ciemat). Su autor es el ingeniero Millán Millán, experto en la materia y «padre» de un estudio riguroso sobre la polución en la ría de Bilbao. Según las primeras hipótesis, Madrid actúa como una especie de embudo de humos.


En una situación normal por esta época del año, la «boina» nace al este de Madrid, en la vega del río Henares. Las emisiones industriales de la zona contribuyen a formar la nube que va tomando cuerpo poco a poco. A eso del mediodía, el hongo levita sobre el centro de Madrid y es perfectamente visible desde la Casa de Campo. A primera hora de la tarde se desplaza hacia el oeste y llega a las mismas puertas de la sierra de Guadarrama antes de emprender el camino de vuelta, normalmente por el norte. El estudio del Ciemat lleva más de un año pendiente del empujón económico necesario para hacer el trabajo de campo. Mientras, el MOPU ha decidido también indagar en los secretos del hongo contaminante y ha realizado ya dos mediciones exhaustivas (en enero y en julio pasados) de las que aún no hay resultados. La Agencia de Medio Ambiente (AMA) trabaja en un inventario de las fuentes contaminantes del área metropolitana de Madrid, con la ayuda de las cinco estaciones móviles que ya funcionan dentro del Plan de Saneamiento Atmosférico (PSAT). Según este estudio, los factores emisores de dióxido de azufre (S02) varían mucho entre la capital y la periferia. Si en Madrid las calefacciones son las responsables del 55% de estas emisiones, en Alcalá es la industria el factor determinante (89%). Algo parecido ocurre en Getafe y en San Sesbatián de los Reyes, donde la industria es responsable del 80% de la tarta contaminante por S02.

La contaminación por partículas de humo, óxidos de nitrógeno e hidrocarburos es mucho más alta en el centro de Madrid que el resto del área metropolitana. Los cerca de 1.500.000 vehículos que circulan a diario por la capital tienen la culpa. Sin embargo, los estudios han demostrado que la periferia se lleva la palma en contaminantes secundarios, tales como la lluvia ácida y el «smog» fotoquímico. ¿Cómo está Madrid con respecto a otras capitales europeas? Eso es lo que pretende demostrar otro trabajo, aún en marcha, que será presentado el 25 de noviembre en Roma con motivo de unas jornadas sobre la polución. París, Roma y Bonn-Colonia son los puntos de referencia de este estudio, en el que Madrid no parece salir muy mal parada. En Roma, el problema del tráfico es si cabe mayor; mientras que el área de Bonn y Colonia presenta niveles muy superiores de emisiones industriales. Por su parte, el Ayuntamiento ultima el plan ecológico de la Villa, que presta especial atención a la contaminación atmosférica. La resurreción de la «patrulla verde» para velar por la ordenanza de Medio Ambiente, la implantación del gas natural y la incorporación de combustibles menos contaminantes son algunos de los puntos que contempla el plan. El Ayuntamiento ha decidido también rebajar los niveles permisibles de contaminación y potenciar las medidas preventivas antes de llegar a situaciones de emergencia.

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