Grasa en los implantes

Hospitales de diferentes puntos de España llevan algunos años utilizando grasa de la propia paciente para reconstruir una mama extirpada o dañada después de sufrir un cáncer. No sólo se realiza aquí, esta técnica la están empleando cirujanos de otros países, y todos ellos han comprobado que este tipo de injertos tiene un inconveniente: su reabsorción. Al cabo de varios meses, la grasa no prende y el volumen del injerto va disminuyendo, lo que obliga a un nuevo paso por quirófano.

Ahora, un equipo de cirujanos y científicos del Hospital Universitario de Copenhague (Dinamarca) ha utilizado células madre de la propia grasa para retener el injerto. Y aunque algunos centros ya están empleando este procedimiento con células madre, es ahora la primera vez que se publica un ensayo controlado y se detallan sus resultados.

El estudio danés, publicado en The Lancet, se ha realizado con 10 voluntarias sanas a las que se les extrajeron 50 mililitros de grasa de cada lado del abdomen. Una parte de ella se trató para extraer y cultivar sus células madre. Una vez obtenidas estas células, se mezclaron con el resto de la grasa no tratada y ese cóctel se inyectó en la zona posterior de un brazo de las voluntarias. En el otro brazo, se les inoculó grasa no enriquecida con células, sin tratar.

Lo que se comprobó mediante una resonancia magnética a los cuatro meses de la inyección es que los injertos inoculados con grasa enriquecida mantuvieron el 80% de su volumen, mientras que los otros sólo retuvieron el 16% de su grasa.

En un comentario que publica la misma revista, investigadores de la Universidad de Pittsburgh, en EEUU, señalan que "estas terapias podrían revolucionar la reconstrucción de la mama después de un cáncer y la reparación de deformidades tras un trauma, por ejemplo".

Uno de los problemas que adelanta César Casado, jefe de Servicio de Cirugía Plástica y Reparadora del Hospital Universitario de La Paz de Madrid y uno de los cirujanos que utiliza la grasa en la reconstrucción mamaria, es el coste del procedimiento. "Añadir células progenitoras supone entre 4.000 y 7.000 euros más. Además, conlleva un gran trabajo burocrático, aunque es una técnica que está avanzando mucho".

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