El tren que va de Alcoy-Xátiva va a desaparecer

Alcoy llegó a tener dos estaciones de tren y dos líneas hasta finales de los años 60: la estación del tren Txitxarra, construido por los ingleses para transportar el carbón desde el puerto de Gandía hasta las fábricas textiles de la ciudad, y l’estació del Nord, que acogía los convoyes que enlazaban con Xàtiva y Valencia. 

La primera desapareció porque por carretera se tardaba tres veces menos que por vía férrea, y la segunda, está a punto de hacerlo –si no se remedia– en poco tiempo. El tren Alcoy-Xàtiva es uno de esos asuntos enquistados en manos de los políticos. 

La línea es inútil, estéril y propia de una república bananera, pero nadie se atreve a acabar con ella. Por eso, PP y PSOE se pasan el muerto desde hace 30 años dependiendo de quién gobierne en la Generalitat o en Madrid, o viceversa. Cada año, el Gobierno central aprueba una ayuda que suele rondar en torno a los 100.000 euros que deberá pagar a medias con el Consell. 

Cuando acaba el ciclo parlamentario, nadie ha aportado nada. Así hasta el infinito. Los 100.000 euros necesarios se quedaron en 50.000 frente a los 83 millones que el Ministerio de Fomento anunció el 1 de octubre que iba a invertir en el nuevo corredor Mediterráneo, o los más de 44 millones de euros que servirán para acabar el AVE entre Alicante, Elche y Murcia.

Tampoco hay noticias del compromiso de electrificar la línea hasta Xàtiva, ni de revisar el trazado que bordea La Mariola por un desfiladero tan bello como increíble. El problema del tren Alcoi-Xàtiva, que da cobertura a unos 100.000 habitantes, radica principalmente en la mala decisión tomada en los años 90, cuando se planteó enlazar Alcoy con Villena.

 Los políticos de aquella época lo desestimaron sin saber que una vía que acaba en un punto muerto es eso, una línea muerta. Fue en esos años 90 cuando el tramo Xàtiva-Valencia cambió sus trenes que ya no eran de gasoil y sí eléctricos o mixtos.

 La periferia de Valencia ganó, pero hundió más si cabe al tramo Xàtiva-Alcoy, que hoy parece el tren de la bruja. Hay tramos en los que el viajero puede bajar del vagón, recoger hierbas aromáticas de Mariola y volver a subir sin perder su estela. 

Esta es la exageración contada a modo de chiste entre los usuarios cuando hacen números y comprueban que cuando se construyó la línea el día 22 de septiembre de hace 110 años, llegar a Valencia costaba dos horas y 45 minutos. En 2013, el viaje se completa en 15 minutos menos.

 La frecuencia de horarios parece diseñada para que el viajero llegue a uno de los dos destinos a horas improductivas laboralmente. Ni siquiera se han adaptado a los cerca de 2.500 universitarios que estudian en el campus d’Alcoi de la UPV y a los que les encantaría acudir cada domingo hasta la ciudad en un tren del siglo XXI.

El PSPV de Alcoy, A través de su diputada en el Congreso, Patricia Blanquer, ha sido la más incisiva en las últimas semanas al solicitar las inversiones necesarias, al menos, para mantenerla.

Toni Francés, alcalde de Alcoy, pide explicaciones a la Generalitat, que tampoco se pronuncia. Y desde la Plataforma ‘Salvem el tren’ contraatacan prometiendo movilizaciones. Todo cuando la solución se sugiere desde hace décadas: mayor y mejor frecuencia de horarios, electrificación y revisión del trazado para rebajar a poco más de una hora el trayecto.

Se tarda sólo 15 minutos menos en llegar a Valencia que hace 110 años.

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